En el Primer Ciclo se abren los canales para la expresión, la búsqueda curiosa, el trabajo grupal.

El “ir a la escuela” en el Primer Ciclo se proyecta hacia el futuro como una aventura nueva, con el aprendizaje efectivo de nuevas habilidades, antes apenas vislumbradas, con la posibilidad de nuevos descubrimientos de la realidad, de nuevas relaciones interpersonales e institucionales que inducirán a los niños a insertarse de una manera más personal, responsable y participativa en la realidad.

El Segundo Ciclo, con una organización institucional de necesaria flexibilización, será el ámbito propicio, el tiempo de consolidación y profundización de los aprendizajes adquiridos en el Primer Ciclo, y puede ser considerado como un tramo decisivo en cuanto a la constitución de la personalidad de los niños y a la sistematización de los conocimientos.

A esta altura, el alumno ya ha resuelto la adaptación primera a la escuela, la integración de los saberes familiares con los escolares y el afianzamiento en el grupo socio – escolar de sus pares.

El 7º año le ofrece al alumno lo que es propio del hombre, con el propósito de capacitarlo para valerse críticamente de los logros de la historia humana. Desde la escuela se le brinda la posibilidad de apropiarse de ese legado común para enriquecerlo a través del desarrollo de sus capacidades.

Le corresponde al tercer ciclo dar respuesta a mayores exigencias de profundidad, de desafíos y de complejidad creciente, en orden a su estructura y organización curricular; pero también de articulación y continuidad con los dos primeros ciclos de la Educación Primaria y con la Educación Secundaria.

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